Archivo | agosto, 2017

CASO BAR ESPAÑA: Carta de un niño violado a Francisco Camps

30 Ago

Origen: CASO BAR ESPAÑA: Carta de un niño violado a Francisco Camps

LOS NIÑOS DE JUANA Y EL ICEBERG.El sistema judicial está oxidado y demuestra la indiferencia al maltrato infantil

27 Ago

de http://ELPAISSEMANAL.elpais.com/columna/rosa-montero-juana-rivas/?id_externo_rsoc=FB_CM

MANERAS DE VIVIR

Rosa Montero

LOS NIÑOS DE JUANA Y EL ICEBERG

La mujer que huyó con sus pequeños para no entregarlos a su exmarido evidencia que el sistema judicial está oxidado y demuestra la indiferencia al maltrato infantil

DOMINGO 13 DE AGOSTO DE 2017
COLUMNISTAS-REDONDOS_ROSAMONTERO

NO SÉ QUÉ habrá pasado con el caso de Juana Rivas para cuando salga este artículo (ya saben que tarda quince días en imprimirse). Juana es esa mujer española que huyó con sus niños, de 3 y 11 años, para no tener que entregarlos a su exmarido, un italiano que se los iba a llevar a su país. Que conste que defiendo el derecho de paternidad de los hombres, y que para mí la relación que tienen con sus hijos es tan importante como la de las mujeres. Pero es que ese tipo tiene una sentencia firme por maltratar a Juana. Sé que este caso es tremendamente polémico y que los abogados se están tirando los trastos, es decir, las versiones, a la cabeza. Pero, insisto, él tiene una sentencia por maltrato. ¿Fue injusta? Puede, pero también es cierto que todos los culpables (de este y de otros delitos) suelen declararse inocentes. En cualquier caso, creo que en situaciones así hay que extremar la prudencia, y no ya por los derechos de la mujer o del hombre, sino por los pequeños. Son esos niños quienes deben ser defendidos por la ley ante el menor indicio de sospecha. Y me parece evidente que un maltratador (sea hombre o mujer) debe ser alejado de sus hijos. Según el Convenio de Estambul, el niño se considera víctima de la violencia de género con sólo haber sido testigo de esa violencia, sin necesidad de padecerla en primera persona.

Sin embargo, un tribunal italiano le dio la patria potestad al padre y condenó a Juana por haberse fugado. Al parecer esta sentencia fue propiciada por la desidia de nuestro sistema judicial: he leído que nunca se llegó a enviar a los jueces italianos la condena por maltrato. En este país nos llenamos la boca hablando de la violencia de género, pero luego el sistema está oxidado, las medidas preventivas no funcionan y terminan pasando cosas como ésta. En lo que va de año, seis niños han sido asesinados por sus padres varones a causa de la violencia de género. Y desde 2013 hasta ahora van contabilizados 22 asesinatos de este tipo, con los que los hombres intentaron herir a las mujeres en lo que más les dolía. Eso es lo que Juana dice temer de su exmarido. Desde luego no resulta muy edificante incumplir una resolución judicial y desaparecer con tus niños, pero, si las cosas son como la madre dice, yo hubiera hecho exactamente igual que ella.

LA INDEFENSIÓN DE LOS HIJOS DE JUANA NO ES MÁS QUE LA PUNTA DE UN ATROZ ICEBERG, EL DEL MALTRATO DE LOS NIÑOS EN ESPAÑA, UN HORROR COTIDIANO AL QUE NADIE PARECE PRESTAR LA MENOR ATENCIÓN

Ahora bien, la indefensión de los hijos de Juana no es más que la punta de un atroz iceberg, el del maltrato de los niños en España, un horror cotidiano al que nadie parece prestar la menor atención. En 2016, tras el asesinato en Almería de un bebé de 45 días por su padre, la prestigiosa ONG Save the Children calificó de “intolerable” nuestro sistema de protección infantil: no sólo falla calamitosamente la prevención, sino que la mayoría de los casos de violencia contra los menores no se denuncian, y no existe un sistema de recogida de datos. Es decir, ni siquiera sabemos lo que sufren nuestros niños.
Esta falta de datos revela la incomprensible indiferencia, la repugnante incuria de nuestra sociedad ante la atrocidad del maltrato infantil. Desde 2013, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad está registrando los niños asesinados por sus padres varones dentro de la violencia de género. Pero ¿y todos los demás? ¿Y los asesinados por sus madres, por ejemplo? Que, por desgracia, hay bastantes, aunque son difíciles de rastrear, e incluso de googlear, porque, ya está dicho, no se recogen. Al parecer, la mayoría de los infanticidios cometidos por las madres son poco después del parto (quizá por presión social), pero hay otros casos exactamente iguales a los de la violencia de género, como esa mujer de 34 años que, el pasado mes de abril, ahorcó a su niña de 18 meses y luego se suicidó en Mallorca, porque su marido le había dicho que se iba a separar. El pobre hombre gritaba: “¡Has matado a mi niña, has matado a mi niña!”. Pues bien, ese crimen no ha entrado en ninguna estadística.

No es la primera vez que escribo de esto. No entiendo qué nos pasa, qué podredumbre anida en nuestro corazón para que sigamos sin tomar medidas nacionales para proteger a los pequeños. Que quede claro: el maltrato de niños no es un apéndice de la violencia de género, sino una tragedia monumental y mucho más compleja, una causa en sí misma que debemos combatir urgentemente. Eso aparte, y tal como hoy se ven las cosas en el momento en que redacto este artículo, #YoTambiénSoyJuana, desde luego.

PORRosa Montero

Nació en Madrid en 1951. Estudió periodismo y psicología. Escribe en El País casi desde su fundación. En 1997 ganó el premio Primavera de Novela por ‘La hija del Caníbal’ y en 2005 recibió el premio de la Asociación de la Prensa de Madrid a su vida profesional.

 

Desprotección salvaje

de http://CTXT.ES/es/20170816/Politica/14465/Juana-Rivas-hijos-maltrato-indefension-Cristina-Fallaras.htm

Obligar a Juana Rivas a entregar a sus hijos a un padre denunciado por maltrato retrata una grave situación de indefensión


<p>Fotografía enviada por Juana Rivas a los medios.</p>
Fotografía enviada por Juana Rivas a los medios.
MADRID | 16 DE AGOSTO DE 2017

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Los tribunales españoles han dado la espalda de nuevo, y definitivamente, a Juana Rivas, la mujer que permanece escondida con sus hijos desde que la jueza le obligó a entregarlos a su padre –condenado anteriormente y denunciado actualmente por violencia de género–. En esta ocasión ha sido –por segunda vez– el Tribunal Constitucional, alegando «extemporaneidad”.

Esto quiere decir que a Juana Rivas no le queda ninguna posibilidad ya de acudir a la Justicia española. Y no porque los tribunales no crean que su pareja, Francesco Arcuri, no sea un maltratador, como se explica en este texto, sino por razones ajenas a la violencia de género.

De hecho, para explicar todo el tortuoso proceso de esta mujer, basta acudir a la carta que ella misma ha hecho pública esta semana. Allí se incluye el siguiente párrafo:

“¿Cómo puede ser que a mis hijos, españoles, en España, cuya ley entiende que son víctimas del maltrato y que por eso hay que protegerlos especialmente, se les condene a ser enviados sin demora con el maltratador a otro país? ¿Cómo puede ser, sin embargo, que la denuncia de maltrato de julio del año pasado, cuya resolución les habría protegido, todavía no se haya mandado en agosto de este año?”.

Las dos preguntas que plantea están en la base de los diversos desatinos que han llevado este caso adonde está hoy, con una madre y sus dos hijos huidos en busca y captura, y denunciada por secuestro.

Para empezar, resulta imprescindible tener en cuenta dos puntos:

El primero se encuentra en la Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género, en su actualización de 2015, que considera a los hijos e hijas de una víctima también víctimas de violencia de género.

El segundo punto se encuentra en el Estatuto español de la víctima del delito. Su Artículo 17 –Víctimas de delitos cometidos en otros Estados miembros de la Unión Europea– reza así:

“En el caso de que las autoridades españolas resuelvan no dar curso a la investigación por falta de jurisdicción, remitirán inmediatamente la denuncia presentada a las autoridades competentes del Estado en cuyo territorio se hubieran cometido los hechos y se lo comunicarán al denunciante por el procedimiento que hubiera designado conforme a lo previsto en la letra m) del artículo 5.1 de la presente Ley».

El fallo

El 14 de diciembre de 2016, la magistrada del Juzgado de Primera Instancia número 3 de Granada, María del Carmen Siles, falla lo siguiente:

1º.- Se acuerda la inmediata restitución de los menores G. A. D. Arcuri Rivas y D. O. A. Arcuri Rivas ** al Estado de su residencia habitual con anterioridad a la sustracción, en este caso Italia.

La restitución podrá verificarse mediante el regreso de los menores a Italia con la madre, la entrega de los menores al padre en el domicilio en el que padre reside en el plazo improrrogable de TRES DÍAS a contar desde la firmeza de la presente resolución o trasladándose el padre a España a estos efectos. En todo caso para la gestión práctica de ello se contará con la mediación de las autoridades centrales.

En caso de oposición, incumplimiento u obstaculización a la efectiva entrega de los menores se acordarán por este Juzgado las medidas coercitivas que sean necesarias para la entrega, incluido el auxilio a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para el traslado efectivo y seguro de los menores.

O sea, que Juana Rivas debía entregar los hijos a su padre para que estos volvieran a Italia, con o sin ella.

Sin embargo, no es el fallo en sí mismo lo más interesante de dicho escrito, sino un párrafo en el que la jueza admite que en el domicilio se vivía una situación de violencia de género del padre contra la madre. Este es:

“no consta que los episodios protagonizados por el padre les afectasen directamente a los menores, todo ello sin desconocer lo negativo que para los menores supone presenciar episodios de violencia en el seno familiar; según se constata de la exploración realizada directa e inmediata del menor G.A.D y se ha realizado una prueba pericial psicológica para calibrar si se daba el supuesto de grave riesgo de un peligro físico o psíquico para el mismo, emitido por la Sra. Psicóloga de los Equipos Técnicos que prestan servicios para los Juzgados de Familia, experta profesional”. 

Según se ha expuesto al principio de este artículo, se considera que los hijos de una víctima de violencia de género son ellos mismos víctimas también. Por lo tanto, en el momento en el que la jueza admite que en la familia la madre es maltratada, inmediatamente los hijos lo son, por lo que merecen protección inmediata según la Ley española de Protección del Menor.

La magistrada afirma que “no consta que los episodios protagonizados por el padre les afectasen directamente a los menores”, lo cual demuestra, según la asesora jurídica de Rivas, Francisca Granados, “un evidente desconocimiento del Derecho español”. Afirma la asesora que, de hecho, no se trata de un caso aislado, y que resulta habitual que los magistrados no conozcan las modificaciones operadas en nuestro ordenamiento jurídico en 2015. Lamenta que dichas reformas, “mediante las cuales  los hijos son considerados también víctimas de la violencia de género y por consiguiente destinatarios del  sistema protector establecido al efecto, aún no estén presentes en la mayoría de las resoluciones judiciales”.

La «experta profesional»

En cuanto a la “experta profesional” que realizó la prueba pericial, el problema no es solo que no estuviera colegiada, como exige la Ley en estos casos, sino que la jueza no contara con  “el informe colegiado de un grupo técnico y multidisciplinar especializado en los ámbitos adecuados”,  tal y como le obliga el art. 2.5 de la Ley de Protección Jurídica del Menor.  En efecto, a tenor de este artículo, la jueza no podía decidir una cuestión tan relevante como es la de enviar o no a Italia a unos hijos con su padre –hay constancia de que ha maltratado a la madre–, sin que un órgano formado por varios profesionales (colegiado y multidisciplinar) especializados en violencia de genero hubieran valorado a los menores.

En este caso, el órgano al que se refiere la Ley son las Unidades de Valoración Integral de Violencia de Género (UVIVG). Por el contrario, quien entrevista al hijo de Juana Rivas es una psicóloga del Juzgado de Primera Instancia, sin colegiar.

Más allá de dichas irregularidades, si tenemos en cuenta que el hijo de Juana Rivas es, de hecho y por Ley, víctima de violencia de género, parece extraño que se valore si dicha violencia le afecta o no. Y más para llegar a la conclusión de que “no consta que los episodios protagonizados por el padre les afectasen directamente a los menores”.

La violencia denunciada

El 9 de junio de 2016, hace ya más de un año, Juana Rivas se presentó ante el Centro de la Mujer del Ayuntamiento de Maracena, organismo con 25 años de experiencia en violencia de género. Llegó pidiendo amparo y ayuda contra los malos tratos que tanto ella y sus hijos sufrían a manos de su pareja, Francesco Arcuri. Francisca Granados, directora de dicha institución, explica que el equipo de asesoramiento le aconsejó denunciar el asunto, cosa que hicieron el 12 de julio de 2016.

En la denuncia que presentó ante la Guardia Civil, Juana Rivas expuso, entre otras, las siguientes acusaciones:

“Que desde aproximadamente junio de 2013 cuando reanudó la convivencia en Italia con el denunciado ha sido amenazada, insultada, vejada y agredida por este”.

“Que el control sobre lo que hace es constante (…) incluso este control lo ejerce indirectamente a través de su hijo al que le pregunta con quién ha estado su madre”.

 “Que son habituales los insultos como puta barata, bastarda, yo sé lo que has estado haciendo, pedazo de mierda, gorda, das asco, nadie va a querer estar contigo, etc”.

“Que cuando el denunciado no estaba conforme con lo que ella hacía se volvía agresivo y le gritaba apretándole fuertemente las muñecas y una noche le apretó fuertemente el cuello mientras le decía que la iba a matar, llegando a temer por su vida y en otra ocasión le dio una patada en el muslo provocándole una fuerte contusión y rotura del pantalón”.

Arcuri ya había sido condenado en mayo 2009 en el Juzgado de lo Penal número 2 de Granada por un delito de lesiones contra Juana Rivas. Se le condenó a tres meses de prisión y un año y tres meses de alejamiento. La jueza admitía entonces como hecho probado que las lesiones que Arcuri había infligido a Juana Rivas habían necesitado atención médica.

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Una semana después de que Rivas presentara su denuncia, el 20 de julio de 2016, Aurora Angulo González de Lara, magistrada del Juzgado de Violencia contra la Mujer número 2 de Granada, dictó un auto por el que declaraba “falta de jurisdicción de este órgano judicial para el conocimiento de los hechos denunciados”.

La denuncia perdida

En este punto es donde entra la segunda pregunta de Rivas: “¿Cómo puede ser, sin embargo, que la denuncia de maltrato de julio del año pasado, cuya resolución les habría protegido, todavía no se haya mandado en agosto de este año?”. Y también el Artículo 17 del Estatuto español de la Víctima del Delito, el titulado Víctimas de delitos cometidos en otros Estados miembros de la Unión Europea.

Juana Rivas y su letrada, María Castillo, presentaron la denuncia por malos tratos el 12 de julio de 2016.

El Juzgado de Violencia contra la Mujer decidió que quedaba fuera de su jurisdicción el 20 de julio del mismo año.

El citado artículo 17 obliga a lo siguiente: En el caso de que las autoridades españolas resuelvan no dar curso a la investigación por falta de jurisdicción, remitirán inmediatamente la denuncia presentada a las autoridades competentes del Estado en cuyo territorio se hubieran cometido los hechos y se lo comunicarán al …

La palabra clave es “inmediatamente”, porque dicha denuncia sigue perdida, desde el 20 de julio de 2016, en algún lugar de la Administración española de Justicia.

Entre tanto se ha admitido la demanda de Francesco Arcuri por sustracción de los hijos, se ha dictado una sentencia por la que Juana debe entregárselos, se ha dictado orden de busca y captura de la madre y se ha requerido la actuación de las fuerzas de seguridad.

La demora en la tramitación de la denuncia llegó a tal punto, que en febrero de 2017 la Asesoría Jurídica del Centro de la Mujer de Maracena remitió un escrito de queja ante la Unidad contra la Violencia de Género de la Fiscalía General del Estado. Aludían al Estatuto de la Víctima y su mandato de “remitir inmediatamente la denuncia” al país en el que se haya cometido el delito. La Fiscalía respondió en marzo apremiando al juzgado.

Y el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Granada, en respuesta a dicho requerimiento, remitió la denuncia a la empresa Seprotec para que la tradujera al italiano.

El pasado 19 de julio, exactamente un año después de que la jueza rechazara ocuparse del caso, la abogada de Juana Rivas preguntó al Juzgado por la marcha de la traducción. Sin respuesta.

Por fin, el pasado 3 de agosto la jueza remitió la traducción de la denuncia, ya en italiano, al Ministerio de Justicia. Y supuestamente, allí sigue. *

Desprotección

“Lo que ha sufrido Juana es una desprotección salvaje”. Francisca Granados habla con vehemencia y un poso de rabia al otro lado del teléfono. Ella, como directora, y todo el equipo del Centro de la Mujer de Maracena, han acompañado a la denunciante en todo el proceso. “Lo primero que hizo ella fue ponerse en manos de un organismo especializado en violencia de género y denunciar, ella no tenía ánimo de secuestro, como ahora publican, venía atemorizada y enferma”.

Insiste en que Juana Rivas es víctima de violencia machista, porque el organismo que ella dirige, una entidad creada por la Administración pública a tal efecto, ha detectado el maltrato. Contra ella y contra sus hijos. Sin embargo, más allá de que todos los pasos parezcan estar en contra, lo que más le irrita es la ignorancia por parte de la Administración de Justicia: “Es intolerable que, a estas alturas, en 2017, todavía existan profesionales en los juzgados que desconozcan las reformas introducidas en la Ley en 2015”.

Mientras se lo estudian, casos como el de Juana resultan incomprensibles. No ya por la situación que están viviendo ella y sus hijos, sino porque parecen tener poca relación con la Justicia.

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* Fe de errores. Según Europa Press, el Ministerio de Justicia envió la denuncia a Italia el pasado 10 de agosto.

** En la primera versión de este texto se daban los nombres de los menores completos.

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“En Estados Unidos y en otros países capitalistas, las leyes contra la violación fueron originariamente formuladas para proteger a los hombres de las clases altas frente a las agresiones que podían sufrir sus hijos e hijas. Habitualmente, los tribunales han prestado poca atención a lo que pudiera ocurrirles a las mujeres de clase trabajadora, y por consiguiente, el número de hombres blancos procesados por violencia sexual infligida a estas mujeres es extraordinariamente reducido”.

Ángela Davis. ‘Mujeres, clase y raza’, 1981.

La situación a la que se enfrentan Juana  y sus hijos no es un caso aislado. Hay muchas mujeres que se encuentran en una situación similar: en algunos casos sus ex parejas y padres de sus hijos son maltratadores, en otras son abusadores sexuales. Sabemos que la Justicia no responde protegiéndolas sino, en demasiadas ocasiones, priorizando los derechos de estos. Y no se trata únicamente de cuestionar la ley actual, que desde luego necesita ser cambiada. Es un avance que desde 2015 la ley contemple a los hijos de mujeres maltratadas como víctimas directas, pero no es suficiente: cinco niños han muerto en lo que va de año en manos de sus padres maltratadores. En algunos casos, como el de un niño en A Coruña de sólo once meses, la madre había interpuesto dos denuncias. En otros casos, como en el caso de Ángela González eran más de 30 las denuncias. No surtieron ningún efecto y el padre mató a la niña durante una de sus visitas.

En la creación de las leyes y en la aplicación que se hace de ellas operan mecanismos ideológicos y sociales que favorecen siempre a los poderosos. En este caso, mecanismos patriarcales que consideran que un niño o niña es un objeto de protección, antes que un sujeto de derechos. Y con el argumento de protegerles sucede más bien lo contrario.

El hecho de que ni los jueces ni el personal que trabaja en los juzgados tengan formación suficiente en derechos de la infancia y machismo, es algo que les impide comprender por qué las mujeres actúan de una manera y no de otra, o a qué tiene que enfrentarse una mujer cuando decide poner una denuncia por maltrato, o cómo opera el machismo en casa circunstancia. Esa falta de formación (y falta de perspectiva feminista) hace difícil comprender que un maltratador no es un buen padre, nunca y que los niños están en peligro con un maltratador, siempre. Y les impide comprender que cuando una niña dice que su padre abusa de ella, esa declaración hay que tomársela muy en serio y actuar siempre en función del “interés superior del menor”. Esa falta de formación y recursos por ejemplo provoca que, a día de hoy, los equipos psicosociales encargados de emitir los informes que son determinantes en la decisión final de jueces, apliquen el Síndrome de Alienación Parental, aunque ahora le hayan cambiado el nombre.

Hay tribunales y hay técnicos que consideran que un niño o niña que dice que su padre le viola está siempre mintiendo y que exigen que esa niña siga viendo al padre. Muchas madres siguen pensando que si denuncian que su ex pareja abusa sexualmente de sus hijos, lo que va a ocurrir es que le quiten los hijos a ella y se los den a él. Y lo terrible es que tiene razón, eso pasa. Porque la ley no es neutral, ni es justa con las mujeres, ni con los niños y las niñas.

No es sólo que la ley sea injusta al no prohibir taxativamente que un hombre condenado por violencia machista siga teniendo acceso a sus hijos e hijas, sino que es muy preocupante también la manera en que aquella se aplica por parte tanto de jueces como de todo el entramado judicial. Es muy preocupante que Elisa Beni piense que en el caso de “Juana es evidente que existe un conflicto, puesto que sus razones y las de Francesco sobre sus hijos comunes divergen”. No existe un conflicto entre partes iguales, ante el que hay que tomar equidistancia. Lo que existe es una relación de desigualdad social sostenida por una ideología (en forma de ley y en forma de costumbre) que sigue defendiendo que los maltratadores de mujeres pueden ser buenos padres. Y es preocupante que una feminista no tenga en cuenta que cuando existe una condena por maltrato no debería hacer falta probar nada más.

La convivencia con un maltratador es ya un riesgo cierto, para los niños y para la sociedad en su conjunto (más de un 50% de los niños van a reproducir ese comportamiento, además de otros riesgos). “Sólo un juez puede acercarse a la verdad”, sigue diciendo Beni, y de nuevo, lo que falla es que ella da por buena la ideología que subyace a todo esto. El ex marido de Juana ya está condenado por maltrato, no debería haber más verdad que esa. Decir, como dice Beni, que Juana aceptó a los jueces italianos cuando se casó con un italiano, es perverso. Es como decir que todas las maltratadas aceptaron su suerte al casarse con un maltratador, ¡pues que no se hubieran casado con ellos! O que apele a la neutralidad de los jueces en los casos de violencia machista. Ni las leyes son neutrales, ni lo son los jueces, ni existe un conflicto. Lo que existe es una legislación patriarcal y una tremenda injusticia.

Y la sociedad ha conseguido avances de justicia porque algunas personas han desobedecido las leyes. Siempre ha sido así. Dice Elisa Beni que los actos individuales, cuando devienen en masivos, pueden tener consecuencias. Efectivamente, y en la mayor parte de los casos las consecuencias son socialmente positivas. Desobedeció la ley Rosa Parks, desobedecieron las leyes contra el aborto todas las mujeres que abortaron, y las que se autoinculparon de haberse practicado uno; desobedecieron las leyes las mujeres que se matricularon en la universidad cuando lo tenían prohibido; desobedecen las leyes los activistas de la PAH que consiguieron poner los desahucios en la agenda política. Todas estas desobediencias y todas esas leyes se daban en democracias.

Claro que sabemos que Juana lo tiene muy difícil. Pero lo que hay que denunciar es el machismo de las leyes y del sistema judicial en su conjunto y no las decisiones de Juana. Hay que aprovechar el caso para abrir un debate fundamental y exigir cambios. Pero esos cambios no van a venir voluntariamente de la mano de los jueces ni del gobierno del Partido Popular, sino de un movimiento feminista que distinga entre legitimidad y legalidad, que sea crítico con la Justicia y que apoye la desobediencia y se solidarice con quienes la practican. Negar esto es no comprender la historia.

Juana es una mujer que conociendo las consecuencias de su huída ha decidido proteger a sus hijos antes que dárselos a su padre maltratador. Juana sabe lo que hace, sabe a lo que se enfrenta y sabe también que la Justicia no le ofrece ninguna salida mejor que esta para evitar que sus hijos acaben con un hombre condenado por violencia machista. Si Angela Gonzalez en lugar de poner 30 denuncias hubiera escapado del país, su hija estaría hoy viva. Juana no es la única. Hay otras madres que están también en paradero desconocido.  No luchan por su vida únicamente, sino por la de sus hijos y, lo sepan o no, por la de tantas otras mujeres y otros tantos niños y niñas. Lo menos que podemos hacer es apoyarlas y por eso esta vez todas hemos dicho #JuanaEstáEnMiCasa.

 

URRACA I DE LEÓN

La reina leonesa que encaró el maltrato

de  http://www.DIARIODELEON.ES/noticias/sociedad/reina-leonesa-encaro-maltrato_1182621.html

LEONESAS DE AYER Y HOY.

22/08/2017

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ANA GAITERO | LEÓN

La que iba a ser primera reina de León, la mujer que estrenó el trono en las Españas y posiblemente entre las monarquías europeas, Urraca, llegó al mundo en la capital del reino un día de San Juan. Era el 24 de junio de 1081 y en su destino no estaba escrito que iba a ser reina.

Tampoco formaba parte de los planes del reino. Así que lo tuvo todo en su contra. Alfonso I el Batallador, su segundo esposo, la «insultaba, pegaba, daba puñetazos y patadas», subraya el historiador Ricardo Chao Prieto, autor de Historia de los reyes de León, y la nobleza de su tiempo la presionó hasta lo indecible para que renunciara al trono.

Urraca no se doblegó. Su coraje y empeño la han convertido, en las crónicas medievales como la Historia Compostelana, «en un personaje negativo». Pero a los ojos de la sociedad del siglo XXI es considerada una mujer «valiente, que tuvo que ser muy echada para adelante y hacer frente a un mundo de hombres», precisa el historiador.

Como en aquellos tiempos la principal misión de las mujeres, particularmente las nobles, era casarse y tener descendencia a Urraca la comprometieron desde niña. Lo que hoy sería un matrimonio forzado, en el siglo XI era lo normal en las incipientes monarquías europeas. Así que su padre, Alfonso VI, y el conde palatino Guillermo I arreglaron el matrimonio entre Urraca de León y Raimundo de Borgoña cuando la leonesa tenía ocho años de edad.

Cuentan las crónicas que el matrimonio no se consumó hasta que Urraca no tuvo la edad, aunque no precisan cuál fue. Lo que se sabe es que dio a luz a su primera hija, Sancha, en el año 1102, cuando contaba 21 años. Alfonso, quien se convertirá en Alfonso VII, el Emperador, nacería tres años después. Sus días transcurrían según los cánones de la época y su padre les entregó a ella y su esposo el reino de Galicia mientras que a su hermana Teresa y el esposo, Enrique de Borgoña, le correspondió el condado Portucalense, que con el tiempo se convertiría en reino de Portugal. A los 26 años se queda viuda.

Pero lo que cambió realmente el rumbo de la vida de Urraca fue la muerte de la muerte de su hermanastro, Sancho, quien a pesar de ser descendiente ilegítimo de Alfonso VI, por ser hijo de su amante Zaida, era el llamado a sucederle.

El monarca se había casado cinco veces pero en busca de hijos varones sin lograrlo y con la muerte de Sancho no tuvo más remedio que designar a Urraca para futura de reina de León. Aunque lo primero que hicieron en la corte leonesa fue buscarle un nuevo marido, pues no concebían que una mujer reinara sin un hombre a su lado, cuenta Chao que Urraca I de León «confirmó el Fuero de León sin casarse», lo cual ya es un mérito para una mujer de aquel tiempo. Fue a la muerte de su padre, en 1109.

El matrimonio con Alfonso I de Aragón, conocido como el Batallador, no le trajo nada bueno. A nivel personal y como esposa, Urraca fue víctima de todo tipo de vejaciones. Como reina, tuvo que soportar episodios tan duros como la rebelión de Santiago de Compostela donde acosada por una multitud «echaron al barro y se especula incluso con que fuera violada», apostilla Chao.

Tuvo que luchar contra su marido y también contra su hijo, Alfonso VII. Todos recelaban de ella y todos ansiaban su trono. Pero, al contrario que otras reinas, como Berenguela, nunca abdicó ni cedió a las presiones. «Eran misóginos en un mundo misógino, así que el problema no era otro que ser mujer», añade el historiador.

Durante su reinado, que se prolongó hasta 1126, «no paró quieta». Tan pronto estaba en Galicia como en Sahagún o Palencia. Aunque no sufrió muchos ataques musulmanes y consigue algunos avances en las posiciones, no le daban tregua. Su marido llegó a encerrarla en la fortaleza de Castellar en el año 1111 con el fin de arrebatarle el trono, con el apoyo de su cuñada Teresa de Portugal y del marido de ésta Enrique de Borgoña.

Una de las cláusulas del matrimonio desplazaba a su hijo del trono, pues los cónyuges se dieron potestad uno sobre el otro sobre sus respectivos reinos —lo que supone un antecedente, cuatro siglos antes, de la unión de Aragón y Castilla— y declaraban heredero al hipotético hijo varón que engendrarían. Así que pronto despertó los recelos de los nobles gallegos que apoyaban la sucesión de Alfonso Raimúndez. Contra estos ataques se refugió en el monasterio de Sahagún.

Urraca no tuvo ninguna descendencia con Alfonso, de quien se especula sobre su tendencia sexual, y a la muerte de la reina, ocurrida en Saldaña, Palencia, en 1126, cuando sólo tenía 45 años. Sus restos se trasladaron al Panteón de los Reyes de San Isidoro, con lo que se recuperó la tradición rota por su padre. Y su hijo Alfonso fue proclamado rey al llegar de Galicia.

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http://www.diariodeleon.es/noticias/sociedad/machismo-musica-mas-alla-regueton_1180426.html

 

HA FALLECIDO EL «CAPITÁN FERRERAS»

17 Ago

 

foto CFF 4

 

Recientemente, este pasado martes 8 de Agosto ha fallecido nuestro querido “capitán de la Legalidad” Carlos Fernandez Ferreras. No era miembro de esta Asociación y a él  no le agradaba que mucha gente le identificara como tal. Sin embargo el inspiraba nuestros principios porque él era “lo que diga la Legalidad”, ni más ni menos, y su actuación la marcaba este principio y no lo que buenamente decidan los Órganos de Gobierno de una Asociación. Peleó  incansablemente como uno de nuestros mejores “capitanes de combate” y fuente inagotable jurídica con algunos de los miembros de la Junta Directiva de esta Asociación en un número cuantioso de recursos contencioso Administrativo e incluso actuaciones de carácter penal aún en curso, contra decisiones arbitrarias y caciquiles de la Diputación de León, obteniendo  un porcentaje muy elevado de sentencias judiciales favorables. Ni tan siquiera la ilustre difunta le infundió nunca el menor miedo y únicamente  ha podido terminar con él su frágil salud en los últimos tiempos.  COMO LA DIPU NO PUDÓ CON ÉL , AL FINAL NO LE QUEDO OTRO REMEDIO QUE RECONOCER SUS ELEVADÍSIMOS  MÉRITOS LARGAMENTE NINGUNEADOS Y RECIENTEMENTE HABÍA SIDO NOMBRADO EN COMISIÓN DE SERVICIOS JEFE DEL SAM ( Servicio de Asistencia y Asesoramiento  a Municipios) DE LA DIPUTACIÓN DE LEÓN. Curiosamente el día que la Sección de Mantenimiento de la Diputación terminaba de acondicionar el que sería su nuevo despacho, Carlos falleció.

Recuerdo el día que el entonces vicepresidente primero de la Diputación le preguntó a Carlos (en aquel momento ocupaba el puesto de Jefe de sección de la Unidad Técnica del SAM) por el estado de tramitación de un expediente en él que estaba interesado y Carlos bajó a su despacho con la Ley de Procedimiento Administrativo en mano y le dijo al vice  apuntando con el dedo: “mire usted lo que pone aquí: Los expedientes se tramitarán por riguroso orden de entrada,………”.  Me imagino la cara que pondría el político.

También recuerdo el día que el diputado Matías Llorente dijo en el pleno de Diputación refiriéndose a Carlos y sus otros 3 compañeros multirecurrentes  “Señora diputada del SAM, con estos mimbres no se qué cestos piensa hacer usted”

Como todo el mundo, Carlos tenía sus luces y sus sombras y  con el que suscribe,  tuvo muchas  coincidencias y también discrepancias.

Recientemente quien suscribe  le había propuesto iniciar una nueva actuación de reclamación Contencioso Administrativa común , pero él me dijo que se encontraba muy agotado y que el ya no iba a iniciar ninguna actuación más, pues no le quedaban ya fuerzas. Era el presagio fatal de lo que ha sucedido el día 8.

Descansa en paz, querido Carlos.

 

                                                                                   Presidente A.L.S.

 

 

esquela CFF

Los paseos de Sinesio y Socorro, la pareja favorita de León, son una obra de arte

11 Ago

.de https://verne.ELPAIS.COM/verne/2017/08/04/articulo/1501866077_213590.html

Los paseos de Sinesio y Socorro, la pareja favorita de León, son una obra de arte

«Les paraban por la calle para hacerse fotos con ellos», dice uno de sus nietos

Historia de León es un grupo cerrado de Facebook en el que leoneses comparten fotografías o comentan anécdotas sobre su ciudad. Las publicaciones en este grupo rondan los 50 o 60 me gusta. Este post del leonés Miguel Loureiro lleva 354 reacciones y muchos comentarios.

Cortesía de Miguel Loureiro

La pareja del dibujo son Sinesio y Socorro. Son una postal andante de León, una ciudad que les ha visto pasear juntos durante 30 años. «Siempre quise fotografiar a esa pareja de ancianos entrañables. Todos los días, cuando salía a pasear por la zona de la Catedral, me los cruzaba», dice Loureiro en un mensaje privado a Verne. Hizo la foto hace años y, a partir de ella, un dibujo, que compartió el 13 de junio en Facebook.

Los comentarios en la publicación de este leonés muestran el nivel de popularidad de Sinesio y Socorro: «Siempre los he visto juntos y agarrados de la mano. Eso es amor»; «Él siempre estaba pendiente de ella con una ternura admirable. Esa imagen alimenta el corazón»; «Daba gusto verlos pasear juntos»; «Que alegría tan grande saber de ellos. Amor puro y verdadero»…

Entre los comentarios de la publicación, se puede encontrar esta conversación.

Sergio Canga es un artista leonés de 33 años. «Cuando vi el dibujo en Historia de León se me removió algo por dentro. Yo vivo en Ciñera, un pequeño pueblo del norte de la provincia, pero pasé tres años de mi vida estudiando en León. Cada vez que paseaba por el centro les veía. Eran el amor en persona», dice Canga a Verne por teléfono.

El dibujo que vio en Facebook le inspiró para dibujar el mural en Ciñera. La obra de arte, sobre la pared de una vivienda, ha captado la atención de medios locales de León y también ha trascendido en redes sociales. «Todos los leoneses conocemos a esta pareja. Era maravilloso verles pasear por la zona de la calle Ancha y la Catedral. Hay pocas parejas tan cariñosas». Este es el mural que Canga ha dibujado en su pueblo.

Cortesía de Sergio Canga

El 31 de julio subió una foto del mural al grupo de Facebook Historia de León. Cientos de personas comentaron la fotografía, aplaudiendo la iniciativa del artista. Entre ellos estaba José Ramón Quiñones, nieto de Socorro y Sinesio: «He leído todas las muestras de cariño, por las cuales se nos ha escapado alguna lagrimilla. Solo me queda daros las gracias. Todos podéis ser como mis abuelos, ya que tenéis amor de sobra para dárselo a la gente que os rodea».

Quiñones también atiende a Verne por teléfono. «Cuando vi el mural, aluciné. Mis abuelos siempre han sido muy famosos en León. La gente les paraba por la calle para hacerse fotos con ellos. Lo que no me podía creer es que iban a terminar pintados en una pared», comenta. Estos son Socorro y Sinesio, en una fotografía reciente.

Socorro y Sinesio, en la residencia en la que viven actualmente. Cortesía de José Ramón Quiñones

Según cuenta su nieto, Sinesio Quiñones y Socorro Negral tienen 97 años. Él nació en Zalamillas, un pueblo de 50 habitantes del sur de León. Ella, en Castilfalé, otro pequeño pueblo leonés a cinco kilómetros de distancia. «Se conocieron justo después de la Guerra Civil en las Fiestas de Castilfalé. Tardaron muy poco en enamorarse», dice su nieto.

Dedicaron su vida a la agricultura en Zalamillas. Entonces empezó su afición por los paseos: «Mi abuela tenía toda su familia enterrada en Castilfalé. Cada poco tiempo, iban andando juntos hasta allí para presentar sus respetos. Y nunca han dejado de pasear». Tuvieron tres hijos. Uno de ellos es el padre de José Ramón. «Tanto mi padre como sus hermanos vivían en León por motivos laborales. Cuando mis abuelos se jubilaron, vinieron a la capital para estar más cerca de la familia», añade.

Socorro y Sinesio pasean por León. Cortesía de José Ramón Quiñones

La mudanza se produjo en los años 80. «Su piso está en la zona de la Catedral. Por eso era tan fácil que les vieran los leoneses cuando se daban sus interminables paseos. Creo que han llamado tanto la atención de la gente por lo cariñosos que son el uno con el otro. Sus muestras de amor mientras paseaban eran entrañables. Son súperconocidos», añade.

Desde hace siete meses, viven en una residencia de León, motivo por el que ya no se les puede ver dando sus paseos por el centro de la ciudad. «Mi abuela está un poco peor de salud, así que mi abuelo es el que más cuida de ella». El nieto de Socorro y Sinesio termina su conversación con Verne con la lección que ha aprendido de sus abuelos: «Hay que quererse muchísimo, así de claro. Es lo que vivía en casa de mis abuelos cada vez que iba al pueblo en verano. Me emociona mucho que hayan conseguido transmitir lo mismo a tantas personas de León». Y ahora, de muchos otros lugares.

08:15 A.M.

6 Ago

 

reloj

Hacía rato que había amanecido, pero justo a esa temprana hora de la mañana el día se convirtió en noche para los confiados habitantes de Hiroshima, ciudad en la que literalmente el tiempo se detuvo para desatarse a continuación el infierno hoy hace ya 70 años.

En nuestros días, la extendida durante largo tiempo opinión de que el bárbaro, atroz e inenarrable acto de lanzar las bombas nucleares (la segunda, sobre Nagasaki el 9 de agosto) motivaron la rendición de Japón solo unas pocas semanas después evitando así un elevadísimo número de bajas norteamericanas parece ya más un mito alentado por la propaganda para justificar una decisión del todo injustificable que una realidad objetiva. De hecho, los estudios más serios de las últimas décadas basados en documentos desclasificados del Alto Estado Mayor Imperial concluyen dos cosas: que las autoridades niponas llevaban tiempo buscando una salida negociada y honrosa al conflicto, la cual contemplaba principalmente que a su divinizado Emperador no se le juzgara por crímenes de guerra como así pretendía el gobierno estadounidense; y que fue en realidad la simultánea declaración de guerra de la URSS arrebatando de un plumazo Manchuria al Imperio del Sol Naciente lo que dio la puntilla a éste. En puridad, las principales ciudades japonesas llevaban muchos meses siendo devastadas por los B-29. Pero lo que hizo al gobierno del primer ministro Suzuki tirar la toalla fue ver cómo sus siempre aguerridos soldados (la flor y nata de su ejército de tierra, no lo olvidemos, se encontraba en dicho territorio chino) se derrumbaban sin apenas resistencia ante el empuje del entonces incontenible ejército rojo.

Parece claro, por el contrario, que el principal objetivo que buscaban los USA borrando de la faz de la tierra dos ciudades sin ningún valor estratégico-militar era en verdad intimidar a la Unión Soviética, mostrando a Stalin su capacidad destructiva y su total falta de escrúpulos para aplicarla contra poblaciones civiles indefensas. Era la forma de decirle al mundo que, tras la Segunda Guerra Mundial, Norteamérica se había convertido en el nuevo amo y que nada ni nadie debía oponerse en su camino. Cosa que, dicho sea de paso, no consiguió del todo. A corto plazo, es cierto que evitó no solo que la URSS estuviera en el primer plano de la célebre foto de la capitulación japonesa sobre la cubierta del USS Missouri en la Bahía de Tokyo el 2 de septiembre de 1945, sino que la alejó del Pacífico, el Mare Nostrum estadounidense. Pero el Padrecito no era de los que se amedrentaban con facilidad y, para pasmo de Truman, a finales de los años 40´ ya había conseguido fabricar su propio artefacto atómico, inaugurando el “equilibrio del terror” que marcaría los más de 40 años de Guerra Fría posteriores.

El precio de todos aquellos juegos geoestratégicos de salón, más de 250.000 víctimas que, a diferencia de lo que sucediera con las pilas de cadáveres de Mauthausen o Auschwitz, no dejaron apenas imagen ni conciencia del horror, solo papeles y más papeles con los nombres de miles de víctimas, convertidas en una cifra escalofriante a la que nadie parece haber puesto cara todavía. Es la ignominia de un crimen descomunal por el que nadie ha pagado aún.

La macabra paradoja es que si realmente era Hiro Hito el principal problema para la firma de la rendición, este monarca de Derecho Divino quien al parecer tampoco se enteraba de nada (sí, como los alemanes con el Holocausto) y por cuya causa murió de la manera más estúpida que imaginarse pueda lo mejor de la juventud nipona al histérico grito de “¡Banzai!” continuó en el trono después por muchos, muchos años. De ser así, quizás hubiese sido mejor haber tirado dichas bombas justo encima de su opulento palacio imperial y no sobre su pueblo…pero lo cierto es que siempre hubo clases.

RICARDO HERRERAS