PANAMALEAKS: TODOS POR LA PASTA

10 Abr

panamá

 


Considerada ya la mayor filtración – ni Julian Assange, Edward Snowden o la lista Falciani proporcionaron tamaña revelación – de la historia, un equipo de 370 periodistas de 76 países habría accedido a una masiva cantidad de documentos del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca, los cuales apuntarían a que cientos de prebostes mundiales estarían ocultando parte de su patrimonio en sociedades situadas en paraísos fiscales, esos “lugares soleados para gente sombría” en acertada definición que circula por ahí.

Desde luego, la justicia habrá de dilucidar si tan “especiales” clientes han utilizado sus servicios para fines ilegales o no. En realidad, esto solo ha hecho que empezar. Aunque, a este paso, «Los Papeles de Panamá» bien pueden convertirse en la mejor adaptación posible de una novela de John Le Carré. Y no precisamente a la pantalla grande, sino a la cruda y dura realidad.

Lo que sí se intuye de forma bastante clara es, en esta crisis económica estructural y sistémica, la manera en que se está «gestionando» la gigantesca deuda acumulada a nivel planetario: los de arriba aprovechando cualquier recoveco del sistema financiero para repartirse/evadir la pasta y los de abajo cargando con el gravoso pago de aquella en medio de ominosos recortes sociales. Todo muy “justo”, desde luego.

Porque esa élite yonki del dinero – desde grandes líderes políticos a conocidos deportistas – aquí sí que se pone de acuerdo sin ningún problema ni mucho menos cargo de conciencia. No importa la edad, ni la ideología, el sexo, la religión, el equipo o el país: a la hora de llevárselo crudo, son todos como una piña. Luego siéntenles ustedes en una mesa e intenten que lleguen a un acuerdo sobre reducción de armas de destrucción masiva, el cambio climático y tal. Verán qué risa.

 

    RICARDO HERRERAS

Una respuesta to “PANAMALEAKS: TODOS POR LA PASTA”

  1. mora abril 11, 2016 a 10:28 am #

    El mundo se mueve y sienten el aliento en su nuca. No será mañana ni en 10 años pero los golfos que dirigen el mundo tienen, si no los días, los años contados.

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